miércoles, 11 de septiembre de 2013

CRISTO VIVE EN MI

ÉL O NOSOTROS.



Muchas veces el hombre anhela volar con las aves de más alto vuelo, caminar como el pavo más erguido y llegar al éxito escribiendo la historia de su vida de una manera pretenciosa para llegar a conquistar lo que Dios ha prometido, pero lo que no sabe el hombre son los pensamientos de Dios para él, pensamientos que pueden ser muy diferentes a lo que el hombre ha planeado para su vida y terminar caminando con las aves de más corto vuelo, con la necesidad de bajar su cabeza como el avestruz y experimentar un aparente fracaso para llegar a la conclusión de que los pensamientos de Dios son mejores a fin de darnos un mejor futuro y una esperanza. (Jeremías 29:11) “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.
Aquel hombre que realmente desea dejar historia y llegar al éxito de su vida, no es necesariamente conquistando o teniendo una actitud de vencedor o hacer una u otra cosa, es sencillamente cumpliendo con los planes de Dios, y no siempre me van a llevar a conquistas y victorias, pues, puede ser que lo pierda todo, pero ir camino al verdadero éxito de mi vida y cabe aclarar que no es necesariamente un éxito terrenal. 
La historia de Job nos deja una enseñanza, un hombre que en apariencia lo tenía todo, éxito que se lo podíamos atribuir a su temor reverente a Dios y una vida recta e intachable, pero que curiosamente lo pierde todo y hasta llegar a un estado lamentable en su vida para luego descubrir que el éxito no era nada de eso. Que podemos decir acerca de Job, que los planes de Dios eran muy diferentes a los suyos, que Dios no solamente quería darle una bendición terrenal, sino que, quería darse a conocer de tal manera que Job alcanzara una riqueza más grande, la cual ni la polilla ni el óxido la corrompen (Mateo 6:20) de ahí la expresión de Job “De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.” (Job 42:5). El todo del hombre no son ni la sabiduría, ni las riquezas, ni el poder, ni los placeres, etc. El todo del hombre es tener a Cristo y dejar que sea Él, el que tome el control absoluto de nuestra vida. De ahí que cumplir con los planes de Dios se hace sencillamente más fácil y así puedo obtener una verdadera victoria, porque ya no lo hago yo en mis fuerzas, sino que Cristo que vive en mí, tiene todo el poder para hacer la voluntad del padre en mí. (Hebreos 13: 20-21) “Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
Podemos por lo tanto concluir, que si Job, un hombre temeroso de Dios, con una conducta intachable y recta, vivió una experiencia como estas para vivir verdaderamente en los planes de Dios,  entonces, no todos los hombre que viven un éxito terrenal, están en el centro de la voluntad de Dios y lo que para muchos parece ser un fracaso o una derrota por tener que caminar con las aves de corto vuelo o la cabeza enterrada, para Dios puede ser la oportunidad perfecta para darte una verdadera victoria y caminar en el centro de la voluntad perfecta de Dios. (2 Corintios 12: 5) “De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades”. (1 Corintios 1: 26-29) “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia”.